domingo, 4 de noviembre de 2007

dialogos


dialogos

1 comentario:

Anónimo dijo...

Se ve la silenciosa sabiduría del perro, la comunicación que prescinde de palabras vulgares; una quietud ancestral que debemos recuperar cada que vez que al corazón le da por hacerse el misterioso.

¡Qué bueno cuando el movimiento se suspende porque la quietud es la mejor forma de dibujar el tiempo!